«Cuando abrimos hace 50 años no había ni puerta, por ello había un guarda todo el día»
El centro de formación de la localidad se encuentra celebrando el medio siglo desde que comenzara a funcionar
No quedan ya entre los Salesianos demasiados testigos directos de lo que fueron los primeros días del centro de Urnieta. El 15 de octubre se han cumplido 50 años desde que se abriera el colegio y esta semana lo celebran con una jornada especial. El asturiano José Priede es uno de los pocos que puede hablar en primera persona de lo que fueron aquellos primeros años en Urnieta. Todavía sigue en la localidad. Medio siglo de recuerdos.
-¿Cómo empezó todo hace medio siglo?
Al principio todo fue algo raro, sobre todo para los chicos, porque llegamos a la casa y no estaba del todo terminada. Había pintores en algunas zonas y no se había colocado ni la puerta, por lo que había un guarda día y noche que cuidaba el edificio. Comenzaron unos 50 chavales y hubo dos personas muy importantes en la puesta en marcha de todo esto. Por un lado, el padre Beobide, que promovió todos los colegios de Gipuzkoa de Salesianos. Estuvo viviendo unos años con Pedro Zaragüeta y su familia, este último, fue esa segunda persona importante en todo esto. En el 55 se puso la primera piedra en un colegio en Intxaurrondo y luego llegó el edificio de Don Bosco, en Errenteria, y todo se centró allí para la formación de los chavales con talleres. Pero seguían buscando una finca para hacer este colegio, se buscó por Irun, por Irura. Querían algo apartado para poder hacer el seminario y cuando dieron con esta zona y con el caserío en venta se compró.
«Hubo dos personas muy importantes: el padre Beobide y Pedro Zaragüeta»El centro comenzó con 40 internos cuyo objetivo era formarse como salesianos.
-¿Cómo era el día a día?
-Teníamos 40 internos, con el objetivo de ser salesianos y aprender una maestría. Era un centro para la formación de profesores salesianos. Al principio llegamos a tener 120 o 130 personas. Luego, algunos se fueron de profesores a las misiones y otros a ciudades como Madrid. con las vacaciones empezaron a irse y fueron abandonando esa formación. Pero cada año venía gente nueva. También acudían al centro de Urnieta a hacer el noviciado de Salesianos, de 1965 a 1969. 50 ó 60 chavales había que iban a ser sacerdotes. Y los que ya habían acabado el noviciado, también se juntaban aquí.
-Habla de Pedro Zaragüeta. ¿Jugó un papel importantísimo, verdad?
-Don Pedro Zaragüeta invirtió todo su capital en esto. No había mucho dinero, pero los Zaragüeta seguían dando dinero y se pudo hacer el pabellón, el taller. Don Pedro era uno más, hablaba con los niños, quería pasar como uno más de nosotros. Su sobrino, Vicente Zaragüeta, era quien le traía en coche porque él no conducía. Era un señor con mucha bondad y se implicó mucho. Tenía dinero y ayudó mucho aquí. Cuando murió dejó casi todo el dinero para terminar la iglesia, el teatro y la piscina.Ésta acabó por desaparecer.
-Y con los años, el centro de Salesianos de Urnieta también fue cambiando.
-La evolución fue progresiva, cuando él murió, se hizo la iglesia y la granja. Se decidió hacer la granja para poder tener algo de comer. A los chavales no se les cobraba mucho y tampoco nosotros teníamos mucho dinero. Así que nos interesamos por tener animales, como una vaca para que diera leche. A los chavales les poníamos un vaso de leche con galletas por la noche. También hubo gallinas. En esos años contábamos con la ayuda de cuatro hermanas salesianas que nos atendían. Había muchas veces que no había qué comer y había que ingeniárselas. Hoy en día todo es diferente. Todo el concepto ha cambiado. Los chavales que venían de los caseríos eran dóciles, con ganas. Solía haber algunos problemillas entre los externos, porque algunos ayudaban en las huertas y con los animales y otros no. Ahora los chicos son de distinta manera. La educación ha cambiado.
Referente
-Pero el centro de Urnieta de Salesianos llegó a convertirse en todo un referente en formación profesional.
-Sí, es verdad. Salesianos ha sido un centro de referencia en la formación profesional. Gente bien colocada y con posibilidades que quería venir a estudiar. Hay chavales que vuelven a visitarnos, y es un orgullo. Hace igual 40 ó 45 años que comenzaron y, habiendo estado uno o dos años, vuelven. Se les daba todo gratis, estaban muy agradecidos.
-Usted no es de Urnieta, ¿cómo llegó hasta aquí?
-Soy un asturiano de 82 años. Cuando era chaval, un salesiano al que llamaban Don Tomás y que se encargaba de recoger a los chavales por los pueblos, me invitó a ir a una reunión que se celebró en la casa del párroco de mi pueblo y fui. Me propusieron unirme a ellos para aprender en Madrid un oficio y acepté. En Guadalajara hice el noviciado durante un año, en un pueblecito, y allí me quede después 6 años trabajando. Fue entonces cuando me notificaron que me mandaban a Urnieta al nuevo centro que había que sacar adelante. Había que atender a los chavales y la granja, y así aparecí en Urnieta. Yo me dedicaba a la huerta, a la granja cuando se puso. Ésta estuvo hasta el 96 en marcha, luego se cerró.
Entrevista publicada en "El Diario Vasco", 22 de octubre de 2014. Texto y Fotografía: Juan F. Manjarrés