Año de la Vida Consagrada

15 octubre 2014

 

Nacío en Ávila, 28 de marzo de 1515.

Santa Teresa vive y propone las virtudes evangélicas como base de toda la vida cristiana y humana. Algunas de ellas:

  • el desapego de los bienes o pobreza evangélica;
  •  el amor mutuo como elemento esencial de la vida comunitaria y social
  • la humildad como amor a la verdad
  • la fidelidad y la constancia como frutos de la audacia cristiana y la confianza en Dios
  • la esperanza en Dios, que describe como sed de agua viva;
  • la oración como algo esencial; dice que rezar significa «tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama» (Vida 8, 5).

Otro tema importante para la santa es la centralidad de la humanidad de Cristo. Para Teresa, de hecho, la vida cristiana es relación personal con Jesús, que culmina en la unión con él por gracia, por amor y por imitación. De aquí la importancia que ella atribuye a la meditación de la Pasión y a la Eucaristía, como presencia de Cristo, en la Iglesia, para la vida de cada creyente y como corazón de la liturgia.
 
Todo ello, sin olvidar las virtudes humanas: afabilidad, veracidad, modestia, amabilidad, alegría, cultura…


 
Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda.
La paciencia
todo lo alcanza;
quien a Dios tiene
nada le falta:
Sólo Dios basta.

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