En el futuro, como ya se había anunciado, el Rector Mayor publicará dos cartas al año, una en enero y otra en julio. Entre tanto, he aquí algunas claves de lectura de la carta por parte del Vicario del Rector Mayor.
Ante la nueva tarea que el Capítulo General le ha confiado, el Rector Mayor repasa las experiencias iniciales de los precedentes sucesores de Don Bosco, a través de sus primeras palabras. Es consciente de estar viviendo una “experiencia particular de la vida salesiana”; en este momento se abandona al Señor, no se siente solo, lleva a los jóvenes en el corazón. En el programa del sexenio recalca algunas de sus ideas propias: la identidad carismática, la trama de Dios en el día a día, la utopía de la fraternidad según el Evangelio, la sobriedad y la austeridad de vida, nuestra pobreza que es el trabajo y la templanza, la opción por los jóvenes más pobres, la Familia Salesiana, la misión compartida con los laicos.
La carta contempla la triple tarea capitular de ser místicos en el Espíritu, profetas de la fraternidad y servidores de los jóvenes en la perspectiva de la pertenencia. Este es también el título de la carta: “pertenecer más a Dios, más a los hermanos, más a los jóvenes”. El Rector Mayor nos pide un “más” de pertenencia; debemos crecer en nuestro sentido de pertenencia a Dios, a los hermanos y a los jóvenes. Ese “más” es típico de la vida consagrada misma, llamada a seguir al Señor Jesús más de cerca y a gastarse mucho más por la misión, a vivir la fraternidad de una manera más transparente y visible. Ese “más” exige un camino de conversión, de crecimiento y de renovación.
Crecer en la pertenencia requiere una mayor conciencia de ser propiedad de otros. Con la consagración religiosa Dios nos reserva para sí y nos convertimos en propiedad suya y exclusiva; además, llegamos a ser parte integrante de la Congregación, nos preocupamos por la comunidad, asumimos responsabilidad de los hermanos y somos sus custodios; los jóvenes se convierten en nuestros dueños y nosotros nos ponemos generosamente a su servicio. Tomar conciencia de ser propiedad de otros nos compromete a crecer en el sentido de pertenencia no a nosotros mismos, sino a ellos.
El Rector Mayor pone un acento particular en el hecho de ser nosotros una Congregación misionera. Forma parte de nuestra identidad desde los inicios. La capacidad misionera es una de las grandes riquezas de la Congregación. En la actualidad contamos con numerosos frentes misioneros que requieren el envío de fuerzas frescas y la generosidad de todas las inspectorías. Las comunidades internacionales, las formaciones interculturales, la diversidad, el salir de la propia cultura, todo es una gran riqueza. Yo diría que esta es una perspectiva que debe caracterizar el sexenio.
La carta termina con la referencia al Bicentenario del nacimiento de Don Bosco y la confianza de la Congregación y de la misión en María Auxiliadora.