El primer día fue dedicado a la reflexión personal y comunitaria y a la oración. El lugar invitaba a ello: mar, acantilados, bosque, paz… Todo nos hacía pensar y alabar a Dios.
Al día siguiente durante toda la mañana trabajamos en fraterno diálogo en la programación del curso 2014-2015. Terminamos con la Eucaristía.
Ha sido un fin de semana de recogimiento, paz y alegría para iniciar este ilusionante curso con fuerza y presencia de Dios.