Dejando hablar al silencio

21 agosto 2014

 

 

A través de la danza contemplativa, la meditación, el canto, la oración, el paseo… los participantes de esta experiencia se han descubierto ante Dios y se han puesto en sus manos.


Uno de los días, hicieron camino hacia el monte, donde celebraron la eucaristía; otro "resucitaron" desde la imponente torre del monasterio; otro se dejaron balancear en las manos del Padre danzando… todo ello compartido en comunidades en las que fluía la confianza.


"Desde el primer momento se ha creado un clima inmejorable", "Es lo que realmente necesitaba", "Yo necesito más", "No me ha dado tiempo a hacer todo lo propuesto, continuaré en casa", "Me llevo mucho", "Dios me habla a través de vosotros", "Sólo los peces que nadan a contracorriente están vivos", "Ahora acepto mis problemas, los he integrado en mi historia de salvación", "Hace mucho que no lloraba tanto, y me ha sentado estupendamente", "Gracias por ser el soplo de Dios"… son algunos de sus comentarios.


Ha sido una experiencia fundante que recordarán con cariño. En la próxima edición te esperan… la silla está preparada, ¡el agua de Vida quiere empaparte!

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