El pasado miércoles de Ceniza, día 26, los Capitulares del CG28 vivimos una jornada muy particular. En el programa estaba prevista la visita al Colle por la mañana y a Chieri por la tarde. Las circunstancias que se estaban viviendo esos días aconsejaron suspender esta experiencia.

En la Asamblea de la mañana, a la entrada, tres jóvenes disfrazados según la época de Don Bosco ofrecieron a todos los capitulares una bolsa de trapo con unos objetos muy significativos: una tarjeta con el dibujo de la ruta de los lugares salesianos en Chieri, un rosario prendido de un "coleto" de clériman de cartón, un gorrito desplegable como el que llevaba Don Bosco, y la estola morada que usaremos en las celebraciones durante toda la Cuaresma. Y después, el salesiano Don Eligio Capriglio, de Chieri, nos habló emocionado y emocionándonos a todos, junto con los tres jóvenes. 

Nos contó que durante meses, un buen grupo de jóvenes y adultos, y toda la Familia Salesiana de Chieri, habían preparado con todo el cariño la recepción de los capitulares: acogida, merienda, representaciones teatrales, vídeo… El domingo 23 de febrero por la tarde, tras un momento de adoración eucarística y reunidos todos los que iban a participar en la acogida, les comunicó que los capitulares no irían a Chieri. Y les propuso disfrutar ellos mismos de lo que unos y otros habían preparado para recibirnos. Todos se guardaron la tristeza en su corazón, y asumieron con alegría la realidad: todo el esfuerzo que habían realizado para esa jornada quedaba para la recompensa del cielo. 

Cuando terminó de hablar Don Eligio, y tras la proyección de un vídeo donde esos jóvenes reproducían, en los lugares históricos de Chieri, algunos episodios de la vida de Don Bosco en los diez años que pasó en esta ciudad, los capitulares estallamos en el aplauso hasta ahora más largo que hemos tenido en el Capítulo. Y es que este pasado miércoles de ceniza, Don Bosco nos echó de menos en Chieri.