Dicen los estudiosos de los sabores que hay 4 dulce, salado, acido, amargo. Los hay que añaden el picante y siguen investigando.

Nosotros teniendo como referencia la experiencia del Maestro en quien no faltaron la dulzura del Padre que hace fiesta porque el hijo había vuelto, la amargura de la traición, la acidez del vinagre, la invitación a ser sal del mundo o la capacidad de poner el “picante” en la necesidad de una fe que mueve montañas. nos quedamos con los cinco.

Y en las mesas de chuches cada participante en la celebración preparó su “bolsa” de  sabores de la Felicidad esperada para este nuevo curso.

Luego, la interiorización de las claves evangélicas de la felicidad resumidas en el Evangelio de Mateo: FELICES…

Eskerrik asko! ¡Gracias! por llamarnos a ser Mensajeros generadores de felicidad.

No faltó el lunch de inicio de curso que también contribuye a distinguir y gustar otros sabores.