En la neblinosa mañana del día 28 (que después daría paso a un espléndido mediodía de paseo) la comunidad educativa del colegio salesiano San Miguel Arcángel culminaba una semana de actividades de preparación disponiéndose a emprender la peregrinación a la Almudena. Y como toda buena peregrinación que se precie, la hicimos caminando.

Los primeros en ponerse en marcha fueron los alumnos de formación profesional de grado superior (TAFAD, Educación Infantil, Integración Social) y grado medio (Aux. de Enfermería, Atención a Personas en Situación de Dependencia) que fueron a las clases de infantil de cuatro y cinco años para hacerse cargo de los niños a los que acompañarían en el camino. Detrás de ellos fueron saliendo los demás grupos en orden creciente de edades, pasando por la simbólica “puerta de la misericordia” instalada en la rampa.

Cuando todos los grupos ya estaban colocados en la Avenida de Portugal, debidamente identificados todos con la pañoleta y los profesores con el chaleco, se inició la marcha bajando toda la Avenida de Portugal, para atravesar por Madrid-Río hacia el cruce de Virgen del Puerto con la calle Segovia. Tras bordear el parque Atenas y subir la Cuesta de la Vega, a las diez y media ya estábamos todos en la catedral, a la que accedimos por la Puerta del Perdón.

La eucaristía fue presidida por nuestro arzobispo, el ya casi cardenal Carlos Osoro. En su homilía pidió a algunos chavales del coro que le acompañaran delante del altar para hacer la homilía en diálogo con ellos. Con lenguaje sencillo y gran cercanía insistió en dos ideas: Jesús es la puerta por la que todos estamos invitados a pasar y Jesús nos envía a cuidar del prójimo. Al final de la Eucaristía cuatro alumnos presentaron, junto al Arzobispo, una ofrenda floral a los pies de la imagen de la Almudena.

A las doce emprendíamos el regreso, como una pequeña manifestación de alegría y colorido que llamaba la atención de los viandantes. Sin duda una experiencia única y una mañana muy bien aprovechada.