El Santo Padre pidió el agradecimiento y la alegría por el "don de ese pueblo numeroso de familias que, incluso en las pruebas más duras, mantiene las promesas y conserva la fe". Entre esas pruebas, Francisco resaltó el reto de dar testimonio "en este mundo concreto, con sus múltiples problemáticas y posibilidades".

El Papa empleó una analogía para lamentar que en la actualidad incluso las relaciones personales se han visto afectadas por la fiebre del consumismo: "Un consumo que no genera vínculos, un consumo que va más allá de las relaciones humanas. Los vínculos son un mero «trámite» en la satisfacción de «mis necesidades». Lo importante deja de ser el prójimo, con su rostro, con su historia, con sus afectos".

Este consumo de las relaciones trae, según el Papa, otros males de los que ya ha advertido en otras ocasiones: la cultura del descarte, la soledad, el miedo al compromiso… No obstante, Francisco propuso a los obispos dejar de lado las lamentaciones y actuar para curar las heridas de la sociedad, a través de la "reconversión pastoral". En este sentido, pidió llevar a todos la alegría del Evangelio, que "no es un producto para consumir, no entra en esta cultura del consumismo".

Foto: Radio Vaticana.