El año 2001, cambiamos de año, de siglo y de milenio. Nuestra vida es intensa pero corta. Un milenio nos desborda.
Nosotros vivimos nuestra devoción a la Virgen de un modo cercano, familiar. Pero la devoción a la Virgen tiene muchos siglos. El Concilio Vaticano nos lo recuerda: “Desde los tiempos más antiguos de la Iglesia, la Santísima Virgen es venerada con el título de Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles suplicantes se acogen en todos sus peligros y necesidades. El culto del pueblo cristiano hacia María ha ido creciendo a lo largo de los siglos”.
Todo pasa, también las personas. La Madre de Jesús, Madre de Dios, Madre de la Iglesia permanece siempre a nuestro lado, nos sonríe y auxilia.
FLOR. Reflexiona: A lo largo de tu vida, ¿cómo va creciendo tu devoción a la Virgen?